martes, agosto 11, 2009

De dichos, actitudes y más, para nuestros turistas

En el proceso de irnos adaptando al quehacer turístico son varias las actitudes que es aconsejable cambiar para dar una mejor atención y servicio a los turistas que pasan o que vienen a quedarse unos días entre nosotros.

Cuantas veces hemos sido testigos de esta situación: Un automóvil de placas de otra ciudad se detiene en donde hay varias personas, con el objeto de preguntar direcciones hacia su destino, inmediatamente las personas allí reunidas y en el afán de ayudar al viajero comienzan a señalar direcciones, y los interesados, cual pajaritos en rama comienzan a mirar para lado y lado a sabiendas que en este momento están más perdidos que el que sabemos. Consejo: dejemos que sea solo uno el que de las indicaciones al viajero.

Otra situación que suele darse en los hoteles a la llegada de un viajero internacional: Éste comienza a hablar en un español crudo, a lo que el empleado al otro lado del mostrador, al ver que su español no es fluido, le responde en perfecto inglés; el viajero le contesta en su español de principiante y de nuevo, el empleado continúa respondiéndole en inglés, y así la historia puede seguir y seguir, cada uno hablando el idioma del otro. Lo aconsejable en este caso es que nuestro empleado ó nosotros mismos cuando nos suceda algo similar, procuremos hablarle al viajero en el idioma que el está tratando de practicar, así no lo hacemos sentir mal, al contrario, hasta nos agradecerá por estarle ayudando a practicar ese idioma que de pronto hasta se ufana de hablarlo bien; eso sí, hablemos un español universal, neutro, evitando los dichos y palabras locales: Reemplacemos por ejemplo, el “entonces qué parce” por un “buenos días señor”; o un “bien ó pa qué” por “cómo está usted”.

El otro día, un amigo me comentaba que cada vez que viene por Colombia, en muchas instancias se ha sentido agobiado solo al escuchar el saludo que le suelen dar, principalmente en Antioquia y el Eje Cafetero; “me hacen hasta cinco preguntas a la vez y no se por cual empezar a contestar”: Hola como estás, ¿como te fue en el viaje?, ¿que tal quedo tu familia?, ¿te vas a quedar unos diitas o qué? Cuando uno llega a otro destino fuera de Colombia, todo esto suele ser remplazado por un seco “Hola”, y a veces cuando están desbordándose de simpatía solamente le agregan; ¿Que Tal?

Otra costumbre, muy arraigada en el territorio nacional, es el uso de la expresión “me regala” en lugar de “me vende”; ya los pobres mendigos se quedaron sin una expresión coloquial para pedir su mendrugo de pan. Traigo a colación para esto una escena que presencié en una cafetería en Madrid, España: una señorita con acento bogotano le responde al mesero cuando este le pregunta que desea: “a mí me regala por favor un sándwich de jamón y queso con un café”; la respuesta no se hizo esperar: señora aquí no regalamos nada, aquí vendemos.

Para terminar, otra costumbre muy local y más en nuestra región: el mencionar todo en diminutivo cuando se trata de describir el menú: “tenemos de plato fuerte una carnita con papitas y arrocito y de postre unos bananitos calados”. Todo eso suena como bien pero eso sí la carnita, las papitas y lo demás, que sean grandes, como debe de ser.

Hasta la proximita.

Ivanres49@hotmail.com
www.hoteleríayturismo.blogspot.com

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