Las maletas, esos bultos que nos siguen cuando vamos de viaje o que se cuelgan del hombro o la espalda, tienen mucho que decir de la personalidad del portador. En mis años de botones (no se usa nunca esta denominación en singular, siempre en plural: El botones) en el exclusivo Hotel Sheraton Russell, calle 37 con Park Avenue, en Manhattan Nueva York, cuando comencé a trabajar en esta mi profesión de vida, la hotelería, mi jefe de área me dio la bienvenida un día de invierno con una lección sobre las maletas y sus dueños: “los hay, desde los soldados del ejército que transportan sus haberes en las tulas verdes, hasta las elegantes esposas de los ejecutivos franceses cuya maleta, una Louis Vuitton es más costosa que mi automóvil” ,decía él, y yo, un adolescente recién desempacado en ‘La Gran Manzana’, con 17 años cumplidos no podía creerlo; con el tiempo, pude constatar que estaba en lo cierto; años después y gracias a los chinos, puedo ver con más frecuencia maletas con las famosas letras LV siguiéndoles el caminado a muchas encopetadas damas de nuestra sociedad.
Todos tenemos una preferida, una amada, que procuramos llevarnos a todas partes (sigo hablando de maletas) aquella que por razones de comodidad y funcionabilidad es más fácil de transportar aunque, analizándolo bien, ya casi todas vienen con ruedas, inclusive las mochilas o morrales para el computador personal.Por la maleta se conoce al pasajero, lo hemos escuchado tantas veces:
Caja amarrada con una cabuya: este tipo de equipaje es el utilizado como recurso de última hora cuando no cabe todo en la “propia”; también es usada por muchos pasajeros de transporte terrestre y ocasionalmente aéreo. Por la imagen que proyecta, no es susceptible de perderse con facilidad.
Tula del ejército: la que por tantos años caracterizó al soldado, se convirtió en la maleta multiusos de los años 70 y 80 para muchos pasajeros que llegaban de USA con los regalos de Navidad. Este tipo de maleta perdió vigencia con la llegada de las “Multiusos” con llanticas.
La maleta Samsonite: ha marcado un hito en la industria maletinera del mundo, es la más representativa y es lo que el jean Levi´s o las gafas Ray Ban son a sus respectivos productos. Se puede decir que es la pionera en innovaciones; es la imagen del pasajero moderno.
La mochila o morral: los hay de todos los tamaños, tipos, colores y materiales, con muchos compartimentos; las hay con: pito para alertar en caso de alguna emergencia, con cables que van directo de unos bolsillos especiales hasta los oídos del portador, luz de emergencia similar a la de los salvavidas de los aviones; una vejiga especial para líquidos, muy en boga entre los ciclistas de fin de semana (los de casco, pañoleta, traje multicolores con marcas impresas).
Mi recomendación para cuando viajen: empaquen en su maleta lo estrictamente necesario, ojalá puedan hacerlo con una de esas que caben en el compartimento del avión o del bus, así hasta se ganan el tiempo de la revisada en aduanas; recuerden que hasta el cortauñas es susceptible de decomiso por parte de las autoridades aeroportuarias (nunca entenderé esta medida, una vez me decomisaron una navajita del tamaño de mi dedo meñique , y cuando sirvieron la comida, oh! sorpresa, cubierto metálico completo).
Hasta la próxima,
No hay comentarios.:
Publicar un comentario